De repente, paras de subir, todo mejora, y te relajas, y cuando ves que tus pulsaciones se estabilizan, sucede lo peor.
Empiezas a bajar y a bajar, a girar, volcarse, y a moverte de lado a lado, con el pulso acelerado, viendo tu final, y cuando crees que no aguantas más, se para, y todo se acaba.
Son esos dias, en los que pensamos que estamos en una montaña rusa, los que nos hacen cada vez más fuertes, y nos enseñan que nos gusta lo atrevido, y nos da morvo lo arriesgado.
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